A pesar de parecer un tema trivial, es habitual que lleguen a la consulta padres preocupados por el hábito de sus hijos de chuparse el dedo. Y aciertan al darle cierta importancia porque cuando el hábito es intensivo, este puede acarrear algunas consecuencias para la salud oral de sus hijos. ¿Cómo pueden los padres conseguir que su hijo deje de chuparse el dedo? Aquí va un resumen de algunos consejos generales para solucionarlo. Habitualmente, un montón de niños usa chupetes o se chupan el pulgar u otros dedos, pero me concentraré en el tema del pulgar porque es quizá el más frecuente.

Qué está pasando:

  • 1. El hábito del chupete o de chuparse los pulgares son muy habituales en preescolares. Los niños encuentran consuelo en ese hábito.
  • 2. A veces estos hábitos afectan a los dientes y mandíbulas, aunque otras veces no.
  • 3. A menudo hay un hábito asociado a este hábito primario. Por ejemplo, un niño que se chupa el dedo puede tener una manta favorita o tener la costumbre de rizarse el pelo con los dedos.
  • 4. Los hábitos tienden a empeorar cuando están molestos, cansados, abstraídos enfrente de la televisión o simplemente libres de otras actividades.
  • 5. Los problemas que atañen a los dientes tienden a catalogarse en tres tipos:
    • – a. Sobremordida o protrusión en los dientes anteriores superiores, a veces con los dientes anteriores inferiores desplazándose hacia atrás.
    • – b. Mordida abierta o una apertura en los dientes anteriores para acomodar el pulgar o el chupete.
    • – c. Una mordida cruzada posterior o constricción en la arcada superior que produce un desplazamiento de los dientes a un lado o moviéndose totalmente dentro de la arcada inferior.
  • 6. Cualquier modificación en los dientes anteriores, como una sobremordida, tienden a corregirse sola una vez que el hábito ha cesado, siempre que afecte a la primera dentición (no hay dientes permanentes implicados). Posteriores mordidas cruzadas no se corrigen por sí solas y a menudo necesitan un tratamiento de ortodoncia.

Qué hacer:

  • 1. En primer lugar, no hay una cura o técnica mágica que siempre funcione para evitar que los niños dejen de chuparse el pulgar o de usar chupetes.
  • 2. Casi todos los niños dejan el hábito en algún momento, a veces pronto, a veces mucho más tarde, pero resulta difícil ver a muchos ejecutivos de 25 años con el pulgar en la boca.
  • 3. La mayoría de niños que usan chupete lo dejan a la edad de 3 años y medio.
  • 4. La mayoría de niños que se chupan el pulgar u otros dedos lo dejan un poco más tarde, hacia los 4 años y medio.
  • 5. Puesto que los hábitos del pulgar u otros dedos tienden a persistir y causan movimientos dentales más perjudiciales, es preferible un hábito de chupete. Por supuesto, suelen ser los niños quienes tomar la decisión entre uno y otro hábito, no nosotros.
  • 6. Si un hábito persiste más allá de lo que los padres consideran cómodo o si se acerca el momento en que saldrá la dentición definitiva (alrededor de los 5 años de edad), se pueden intentar las siguientes cosas:
    • – a. Unas amables advertencias pueden ser el primer paso (sin regañar, algo que puede empeorar las cosas). Hay que intentar que los niños desarrollen otras actividades o intereses.
    • – b. Si se observa una disminución general del hábito de chupar, estaremos en el camino correcto. Sin embargo, no debemos sorprendernos si las cosas reculan un poco ante situaciones como el traslado a una nueva casa, que otro bebé aparezca en su vida, o simplemente que se produzca algún cambio en su rutina habitual. La succión nocturna es la última en desaparecer y es la más difícil de eliminar.
    • – c. Otra opción es probar a impregnar los pulgares con esos ungüentos de mal sabor para evitar la succión. Esto suele funcionar mejor en niños mayores. Incluso entonces, solo tiene efecto en alrededor del 10% del tiempo, pero a veces merece la pena intentarlo.
    • – d. ¿Y si todo esto no funciona? Existen todo tipo de cosas por ahí para evitar que los niños se chupen el dedo, como esas que cubren el pulgar. Esto suele funcionar cuando el niño quiere realmente dejar el hábito, pero necesita un recordatorio de vez en cuando. Una de las ideas más curiosas que he visto es la de coger una camiseta de manga larga y coser la abertura de la manga. El niño lleva esta camiseta para dormir. Este tipo de cosas puede producir una gran cantidad de angustia en el niño y suelen ser muy frustrantes a menos que el niño quiera dejarlo.
    • – e. Existen buenas técnicas del comportamiento que he visto emplear a logopedas para hacer que los niños se detengan. A veces parece como magia. Un dentista puede remitirlo a uno de estos profesionales para darle una oportunidad.
    • – f. Si todo eso no funciona, los dentistas pueden ofrecer un tratamiento basado en la educación miofuncional y la estimuloterapia. Este se realiza con aparatos ortondóncicos funcionales que controlan el empuje anterior de la lengua por medio de un escudo anterior del aparato. Ese mismo escudo impide que el niño pueda introducir el dedo en la boca. Esta aparatología puede ser removible, lo que exigirá cierto grado de colaboración del niño, o fija. Funciona en la mayoría de los casos y se emplea en niños de 8 años o más que ya tienen su dentición definitiva.protector.jpg

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